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23/09/2015 | 18 km | 900 m.d.+.a.
La Sierra de Segura esconde tesoros naturales y ruinas de
valor etnográfico que escapan al
caminante por encontrase a mayor distancia del punto donde vivimos. Lugares que
merece la pena conocer y que recompensan con creces las horas de viaje y
madrugones. El rosario de aldeas abandonadas, expropiadas y expoliadas es
numeroso y hay que conocer los lugares por rutas o paseos en diferentes épocas
y estaciones. La belleza de los decrépitos muros de las ruinosas casas contrasta
con el alegre rumor del agua que hacían fértiles las tierras de cultivo de
estos lares.
Dejamos el coche en la tiná de ganado que hay en el paraje
de Majá la Cañá, justo donde cruza el GR-144. Caminamos por el sendero que
discurre paralelo a los campos de cultivo en esta cañada y pronto llegamos a un
collado donde hay un tornajo y un inquietante cartel que anuncia la actividad
cinegética. Las Banderillas se alzan en el horizonte.
Subimos la ladera desprovista de pinos y una marca verde
indica la senda a seguir por la linde de los pinos repoblados, el bancal y la
traza del viejo camino invadido por la espesa repoblación. Rodeamos este pinar
por la traza del sendero hasta llegar a un camino más visible que viene del
Artuñido, Artuñedo o Atuñío… cosas de la toponimia.
Seguimos por este camino con balizas que nos llevan hasta un mirador natural con vistas a Las Banderillas, Barranco del Lobo, Los Centenares, Calarejo… volvemos hasta el cruce que baja y nos conduce con vistas al Artuñido , rodeando El Toalillo (1.610 mts) decidimos subir a su vértice por la ladera norte. Fantásticas vistas de Las Banderillas, El Calarejo, Los Centenares, etc… por el otro lado El Tranco y su presa, al fondo la Sierra de Las Lagunillas, Las Villas y más cerca Cabeza de la Viña y Peña Amusgo o Peñamujo como dicen los de aquí.
Bajamos por la subida natural al Toalillo y de nuevo en el
camino encontramos un tornajo donde nace, el ahora seco Arroyo de la Cerrada.
El espeso pinar impide la vista, hasta que en una curva el
clareón de vegetación muestra la fabulosa formación pétrea que venimos
buscando. Peñamujo o Peña Amusgo se presenta grandiosa y a la vista inexpugnable.
Nos acercamos por el caminillo que lleva a los pies del colosal peñón.
Por un paso complicado y bastante expuesto se sube hasta la
terraza superior donde las vistas aún son más espectaculares. Nos recreamos en el paisaje, la brisa fresca
que sube por los barrancos nos acompaña
durante el descanso y deleite de las vistas.
Bajamos y seguimos el camino, que desde la distancia apenas
se intuye y una vez en él es muy visible y transitable, que nos lleva directos
a la C.F. de Las Huelgas.
En la C.F. de Las Huelgas buscamos paso para vadear el Arroyo de Las Espumaredas y en la chopera
seguimos por los bancales hasta la cascada donde se precipita por la Cerrada de
Parrate.
Volvemos a vadear el arroyo y pegados a la pared de caliza subimos por un sendero, este más perdido y difícil de andar, hasta un mirador natural donde las vistas de Las Huelgas, la Cerrda de Parrate, El Cortijo y el Molino de Parrate, Puente de Hierro en la orilla del Tranco, etc …
Volvemos a vadear el arroyo y pegados a la pared de caliza subimos por un sendero, este más perdido y difícil de andar, hasta un mirador natural donde las vistas de Las Huelgas, la Cerrda de Parrate, El Cortijo y el Molino de Parrate, Puente de Hierro en la orilla del Tranco, etc …
Regresamos a los bancales de Las Huelgas por el mismo camino
y volvemos avadear el arroyo un poco más arriba para cruzarnos al margen
derecho donde están las ruinas de la casa de Bernardo (Difunto habitante de
este lugar y en su día guía excepcional de otros compañeros de excursión) y por
las tierras de cultivo hasta la cerrada.
Una vez en la Cerrada de las Espumaredas hay que ir cruzando
de una orilla a otra del arroyo, entre zarzas y espinos, remontando piedras y
pasos resbaladizos hasta llegar a un covarrón donde el camino se abre y despeja
para ir buscando la salida de la cerrada.
Una vez hemos salido de la cerrada comienza la subida por el
sendero que nos lleva a Las Espumaredas de Abajo donde el camino se convierte
en carril y siempre en subida buscamos las ruinas de los cortijos de Las
Espumaredas de Arriba y de aquí llegamos al collado donde está el tornajo y el
feo cartel donde nos desviamos al comienzo de la ruta.
Ya solo falta el trayecto casi llano por Majá la Cañá que nos lleva a los coches.
Todo el que se aventure
a salir de ruta debe de llevar agua, alimento, ropa y calzado adecuado a la
climatología del día de salida.
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Como norma general: Usar el sentido común.
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Exención de responsabilidad al utilizar cualquier dato contenido en este sitio web. Los track en descarga son un
complemento al trazado de la ruta, pueden contener errores, estar fuera de
camino o trazados a mano sobre plano.
Usar solamente como referencia y siempre bajo vuestra responsabilidad.
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