martes, 14 de octubre de 2014

RUTA 084 - (LV) - CIRCULAR DESDE EL CRUCE DE LAS CASAS DE MILANO, BIGARRALES, NAVAZALTO Y CEBADILLAS.



Camino del Poyo del Moro [1] - Fuente del Milano [2] - Casas de la Nava del Milano [3] - Bigarral [3] - Tranco de Navazalto [4] - Collado de los Blanquizares [5] - El Bigarral [6] - Collado del Mojón [7] - Monolito [8] Collado de las Albarizas [9] - Cortijo del Bigarral [10] - Casa de la Cebadilla Baja [11] - Las Buitreras [12] - Casa de la Cebadilla Alta [13] - Casas de la Nava del Milano [3] - Camino del Poyo del Moro [1]




Salimos del cruce donde se indica el sendero  o carril de Nava del Milano -  Las Cebadillas. Camino a la Fuente del Milano el sol va ganando terreno y el reflejo otoñal en la alberca de la Fuente es de cuento.







Seguimos hasta el final del carril transitable por vehículos y llegamos a la Nava del Milano, un conjunto de viviendas y una extensa nava donde el carril se convierte en una senda que desciende hasta las casas o cortijos de las Cebadillas, el alto y el bajo.



En este punto giramos a la izquierda, dirección norte, para ir tomando altura por la cresta rocosa. Pronto llegamos a los primeros cortados sobre un cinto con bancales muy visibles y la Casa de la Cebadilla Alta a nuestros pies, punto por donde regresaremos.






Ahora solo hay que seguir las trochas de los animales o saltar de risca en risca por donde la intuición te marca. Los miradores improvisados son espectaculares, las buitreras despiertan y los animales esperan ser calentados por el sol o que el viento les permita el despegue.










El ascenso no nos parece complejo, eso o que ya andamos curtidos en estas lides, y pronto vamos llegando a los distintos objetivos o salientes en la cresta que marcan la parada obligada para deleitarnos con el paisaje y las fotos de rigor.




Llegamos al punto más alto de la cresta del Bigarral y la panorámica es sencillamente maravillosa. En este punto se abarca una inmensa extensión de sierra, olivares y pueblos en la Loma.











Los cintos, las ruinas del Cortijo del Bigarral, el mar de olivos hasta donde alcanza la vista, los buitres levantando vuelo, los cortados que llevan hasta el collado que da acceso a los cintos, el Tranco de bajada o la caseta, impresionan y hacen que seguir caminando cueste trabajo… nos quedaríamos mas rato pero las nubes anuncian lluvia y conviene progresar por si hay que precipitar el regreso.





Llegamos a un collado que a modo de cruce de caminos nos pone en el dilema de por donde seguir.  Nos acercamos al monolito pétreo, a saber quien izó en su día, y las vistas a la cresta que hemos traído y el cinto que bajo ella se encuentra, nos hace dudar si regresar por este o continuar dando la vuelta al macizo de Navazalto. Una, dos, tres, … decenas de fotos y a caminar sin rumbo definido ni decidido…






Al llegar al portillo que invita al descenso, observamos un recalzo de piedra de un viejo camino que nos llama poderosamente la atención.  Bajamos para verlo mejor y cuando lo pisamos no dudamos ni un segundo que este será el camino de regreso.



Nos gusta andar por la sierra, nos gusta disfrutar de los paisajes, nos gusta respirar aire puro, pero si algo nos gusta por encima de lo demás es andar caminos viejos, con poso, con historia, caminos que garantizaban la supervivencia, las relaciones, el intercambio y porque no el progreso.

 
El Tranco de Navazalto lo disfrutamos a tope, pero vemos que el deterioro y el uso inadecuado por parte de motos de campo termirán por dejarlo como un veredón sin interés.


En el Collado de las Albarizas y pese a encontrar hitos de piedra, la senda se difumina y a veces se hace complejo seguirla, el GPS nos marca la traza y una vez pasada la zona más enmatojada se vuelve abrir y se hace más visible.





Llegamos a las ruinas del Cortijo del Bigarral, enclavado en un entorno que se nos antoja complejo y poco accesible, pero bonito y exclusivo. Desde la cresta y picos que se asoman a esta zona parecía inaccesible y en menos de media hora de camino hemos llegado.








Seguimos la senda hasta un olivar abandonado que remontamos y girando dirección oeste pasamos rodeando el puntal que encontramos de frente a nuestra marcha.


Pasamos por unas ruinas de una construcción sin nombre y de nuevo llegamos a unos cortados que nos llevan a unas buitreras bastante concurridas. Es la zona de La Cebadilla Baja y el Arroyo de las Cebadillas, ahora seco.








Pasamos por la puerta de acceso al recinto de la casa, indicado en un cartel el paso, y seguimos las indicaciones de la amable moradora que nos dice por donde continuar para llegar a la Cebadilla Alta.


Otro sendero precioso, mejor cuidado y en uso que pronto nos lleva hasta la Casa de La Cebadilla Alta. Preciosa construcción y enclavada en uno de los rincones más bonitos de Las Villas. Remontando la casa están los bancales, ya verdeando, y a modo de escalones te conducen a los cintos que prometemos visitar en otra ocasión.




Empieza a chispear y apretamos el paso para comer en la Nava del Milano. Con el último bocado arrecia el agua y apresuramos el regreso. Vuelve a parar y la tregua nos deja llegar a los coches y visitar el Embalse de Aguascebas o Guarondo. Fotos del estado del mismo y al coche que ahora si arrecia la lluvia.




Todo el que se aventure a salir de ruta debe de llevar agua, alimento, ropa y calzado adecuado a la climatología del día de salida.
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Como norma general: Usar el sentido común.

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Exención de responsabilidad al utilizar cualquier dato contenido en este sitio web. Los track en descarga son un complemento al trazado de la ruta, pueden contener errores, estar fuera de camino o trazados a mano sobre plano. 

Usar solamente como referencia y siempre bajo vuestra responsabilidad.

 





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